de las piedras aprendiste a fundirte con el tiempo,
y del tiempo fuiste aliado, en el tormento y en el lamento,
en la hora y en el segundo.
Marea de sangre, aflora la idea de un charco de mentiras,
retorciendose las pesadillas, la almohada se ve tan lejana,
Como tú, como yo.
Y al percatarme de los cielos, me enamore del viento,
de sus ojos y su pelo...