lunes, 5 de abril de 2010

Monotonía




Tu cabello, no es como el que yo añoro,
no son tan bellos los caminos en la noche,
como lo son de vivos en las mañanas,

ni tus manos aun son
parecidas a las cálidas y con olor a sangre dulce,
que posee ella.

Mis largas horas a paso lento, conmueven a la muerte,
que sufre por mi
en su cama de cristal, día tras día sin mirar al sol,
por temor a suspirar.

Sin un rasgo de sonrisa, contuve las ganas de gritar, y lentamente,
muy lentamente seguían mis pies el ritmo de antaño, cuando aun era
hombre.

Así de triste morí por años,
quitándole la vida a las facies similares,
que la hicieran volver por momentos de la tumba donde la
enterré en el fondo de mis recuerdos.

Día tras día soñando una respuesta, que jamás el viento me pudo
entregar, noche tras noche buscando beber hasta que el ultimo latido
sonara en la oscuridad.

Esto es a lo que llamo vida,
porque tus labios los bese y me convertí en otro,
la vida pasada la olvide,
pero al buscarte y solo encontrar otros cuerpos vacíos,
descubrí que cada gota de sangre es una
antorcha clavada en mis intestinos,
descubrí que te has ido,
amada mía, dulce mía,
por siempre y para siempre fuego invernal de una
noche de muertos la cual dicto el camino de nuestros corazones al
olvido.

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