sábado, 4 de septiembre de 2010

Breve colección de amargas similitudes cotidianas...

Corriendo con espasmos ventriculares,
las sombras de los ojos desaparecen
en el camino al salón blanco,
las mismas miradas con lloviznas,
Y las mismas manos aferradas a un diagnostico.

Siempre destrozado, la mala noticia la daré yo,
tu tan solo sigue drogado,
vuela en esos mundos paralelos del liquido amniótico,
absorbe minutos gaseoso de un ser superior.

(Acabamos de hacer las últimas pruebas, al parecer aún sigue aquí...)

Los momentos en los cuales añoras que tus años pasen atrás de tus ojos,
que los ángeles no arranquen los labios eternos
que pasados los meses siguen en tu cuerpo.

No hay soledad, no hay presión cardiovascular,
tan solo esferas cristalinas que se hacen pasar por gotas de lluvia
que emergen del mar.

El latido es cansado y pausado, las dosis vendrán leves,
trataremos de hacer algo,
disculpa por lastimar tus brazos.

Creemos tu problema esta en tus lóbulos frontales
o quizas es paranoia por beber demasiado,
tus alveolos son una porquería querida hoja de maple.

Sufro cada noche por ver el mismo techo vacío,
las visitas pronto cesarán, los recuerdos se guardaran seguramente,
será un bien colectivo que no encarcelara a ningún amigo.

(Odiame con ternura, quiereme con maldad.)

Dormir es tan fácil para alguien medicado,
pero mis párpados siguen abiertos y no sucumben en ningún momento.

Abraza tu guitarra y tus discos viejos,
llámame en tus madrugadas y llevame a la ducha contigo,
dime al oído eso que tanto asco te da decir,
abrazame querida y saca ese catéter de mi,
suavemente, sutil

Amanecerá en una hora mi dulce convulsión febril,
¿Tengo aun los mismo signos?
¿Conservo aun el cabello?
¿Siguen tus manos a mi lado?

Engañame y cierra mis ojos con tu cuerpo,
has el camino y conduceme fuera,
consigue mi rastro,
ahuyenta los fantasmas de una vez por todas,
acariciame y di buenas noches.

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